1.06.2006

[Hand Puppet]



«to and fro in shadow from inner to
outershadow»

Samuel Beckett. 1962.



Secuelas en sucesión que palpando jamás en su intención redención alguna alcanzarán más allá del sabido logro de quedar en todo aquello que de sí la luz desde el primer silencio a dar apareció.

Juego nervioso de eterna despedida que sólo el que juega sin poder alguno verá colmado por la fortuna que nada es a ojos repletos de vísceras confundidas con el tesoro de agua que recrea incansable el escenario infinito de todas las tentaciones. No encender la lámpara; frotarla tantas veces como nuestra mano de sí de, desesperar y después volver a frotarla; deseando conocer el intuido genio que desde su interior llegará a recorrer el nuestro para volver a la mano devenida sombra de lo que era; pura fuerza deseante que al limpiar decía adiós a casi todo aquello que un día u otro, lo lejano o cercano, lo soñado o dormido, asido tuvo.
Despojamiento asombroso a ojos vista de la aún última tentación que extrañada cae en sí misma atrapándose desvalida en un darlo todo por nada. Desierto repoblado de arena que jamás se agotará como escenario perfecto para una imaginación muerta que sólo en lugar semejante volver podrá a pecar.

Luz atrapada en la pura superficie «al tiempo» de su sombra despedida: veleidades sincronizadas por azar justo en el instante de ser vistas en su esquiza aparición.

Sombra guante para luz abrasiva; temores fundados en un más vale que no vean aquello que despejará a sus miradas y desearía sus ojos en caudal incontenible que todo lo anegase de agradecimiento. Sombra guante que en su escaso radio de acción intenta ocultar con creciente nerviosismo el corazón de la grandiosa iluminación que borraría toda sombra de sospecha.

De la luz, que ilumina, separa la llama, que quema; la visión directa de la belleza despojaría de lenguaje al espíritu, amenazaría con la muerte del cuerpo. Aladino en su inocencia es capaz de contener todo el poder de la escasez de la palma de su mano.

Deseo frictuoso que oprime el corazón mismo del alma desde la candidez del que todo puede pedirlo pues todo a dado y dará: inocencia de la primera luz y del primer desengaño. Al otro lado la sombra guante que rebaña la ocultación de todos y cada uno de los frutos de los jamás perdidos árboles del añorado paraíso. Apresados quedan en cajas, lejos de sí, y ya de una temporada a otra sólo ofrecerán el producto revenido de la generosidad del esfuerzo de hombre y naturaleza.

Luz que a contraluz asume el pecado de crear sombra con y en todo aquello que en su camino se cruce; sin truco y trucada: naturaleza apresada en su condición de aquello que queda sin conciencia de esperar: fuente que no tiembla; mano que recorre incansable en ostensibles simulacros la angustia de cualquiera de las posibilidades.

«Ah, si pudiera alejar de mi senda la magia,
olvidar por entero los conjuros aprendidos...»

«Ya las fórmulas que transmutan la materia en poder se asemejan mucho a conjuros mágicos, los sobrepujan incluso.»

Aladino que frota sin esperar nada a cambio más que el»brillo» intensificado de una pobre lámpara sin aceite que se sabe no iluminará con llama: deseo de belleza redentora del que se sabe futuro pecador señalado por la fortuna de poder entretener entretejido lo que inasible para aquel cuya única preocupación es la de ocultar la luz que todo da a la vista es. Sombra guante intestino retenida en su usura y aún rociada con la generosidad de ser sombra de luz y más luz; mano anhelosa inocente y aún más inocente.
La una, oculta; la otra, busca... y en sueños, acaricia.


«And light reflected from the polished stone,
The gilded carved wood, the coloured fresco.
Our gaze is submarine, our eyes look upward
And see the light that fractures through unquiet water.
We see the light but see not whence it comes.
O light invisible, we glorify Thee!»